MEMENTO POÉTICO
«Pobre memoria que solo funciona hacia atrás», decía Lewis Carroll, porque los recuerdos nunca dejan de escribirse y de engendrarse en el presente. Nos educan para el futuro, son la sombra de nuestros muertos, la controversia de nuestra historia y la ficción al servicio de la verdad más sincera.
Las artes, la literatura y, en concreto, la poesía es la piedra que soporta la erosión del tiempo. El arte, en su dimensión humana, aspira, no a combatir el paso del tiempo, sino a hacer perdurar al hombre: sostiene su ínfima grandeza cósmica en un viaje por las experiencias y sentimientos que filtra nuestra memoria para no desaparecer del todo. El camino de la escritura hacia atrás busca dibujar la esencia de la experiencia de vivir, los símbolos y misterios que nos definen, interrogan y angustian desde que el niño empieza a balbucear su naturaleza; desde los primeros himnos, epopeyas y salmos hasta los más recientes cantos celebratorios de amor a la vida de Whitman, Pablo Neruda o Emily Dickinson. La poesía, así, no sería sino los pasos de un camino pleno hacia la vida en el que la señal del recuerdo salva del ahogo en el mar-mármora y en el que canciones, protestas y otras acciones (in)transcendentales son las pisadas frágiles e (im)borrables del hombre. La creación no se explica sin el influir y el ser de una memoria que desea ser revelada, iluminada, comprendida, curada, saneada de la nada del ser y del vacío, aunque, quizá, la única posibilidad de liberación es el olvido. Tal vez nuestra memoria, como escribe Antonio Gamoneda, remita a «un país sin retorno, acaso sin existencia» y no se pueda enfrentar la memoria nada más que con el abandono del engaño de la (in)existencia. Tal vez el intersticio entre el recordar y el no recordar, entre la pérdida y la recuperación de la palabra sea el equilibrio soportable; retornar a la patria de la infancia, donde creíamos que la mentira no existe; animar los verbos y sus espacios innombrados de imposibilidades y posibilidades donde escribir, cantar, narrar, es nada más que un recordar olvidando, un olvidar recordando.
Por eso, estimados amigos, el colectivo POE & CIA os invita a revolver el corazón y sacudir las conciencias, reconocernos, como Proust, en «el gusto del trocito de magdalena mojada en una tila», en vuestros recuerdos más queridos, tormentosos o huidizos en un recital multidisciplinario, resultado de la colaboración entre el Club Cronopios, la asociación ALEPH y la Universitat de Barcelona. Nos reuniremos en C/ Ferlandina 16 el jueves 20 de febrero a las 20 h a disfrutar de música, poesía, narrativa y danza por una hora y media. También habrá un micrófono abierto para los que se animen a participar estando allí. Os esperamos con los brazos abiertos para mimar los recuerdos como cronopios, dejándolos «sueltos por la casa, entre alegres gritos».